Usina a Vapor
SÍMBOLO DE LA INDUSTRIA
La antigua usina a vapor fue la primera en Uruguay. Su edificación fue parte de la concesión aprobada por el gobierno, para dotar de agua corriente a Montevideo. Su construcción se comenzó en el año 1867, con material traído directamente de Inglaterra.
Su arquitectura es un símbolo de la era industrial.
El edificio es una potente obra típica del los siglos XVIII y XIV, revestido con piedra rojiza extraída de la zona. Tiene grandes ventanales y arcos lombardos. En su interior hay una sala de máquinas con una gran nave central. Existen varios niveles y espacios que se comunican y dividen por medio de escaleras de hierro fundido y de entrepisos del mismo material. Cuenta con equipamiento británico: calderas a vapor Babcock y Wilcox y equipos de bombeo Worthington, además de los miles de caños de fundición.
Las sequías y las dificultades se sucedieron, acentuadas por los sitios y las epidemias, hasta que en el año 1867 el Gobierno Nacional llamó a presentar propuestas para dotar a Montevideo de un servicio permanente de agua. Se presentaron ocho proyectos, de los cuales cuatro fueron descartados por aportar soluciones parciales, dos proponían traer el agua del Río Negro y dos del Río Santa Lucía.
Finalmente, con informe de la Dirección General de Obras Públicas y del Fiscal de Gobierno y Hacienda, en 1867 fue aprobada la propuesta de Enrique Fynn. El informe libraba de contribución a las máquinas y materiales adquiridos para la obra por el proponente y le otorgaba el monopolio de “colocación y expedición de los objetos que se relacionan con la provisión de agua”. Los precios que la empresa estableciera debían ser marcados de acuerdo con el gobierno. Asimismo, todas las obras serían inspeccionadas por la Dirección General de Obras Públicas.
Enrique Fynn se asocia con los financistas argentinos Ambrosio Lezica y Anarcarsis Lanús, y conforman la empresa denominada: “Compañía de Aguas Corrientes de Montevideo Limitada”. En 1868 comienza la construcción de la Planta de Bombeo que fue incorporando diversos componentes.
En 1879 los primeros concesionarios ceden sus derechos a la compañía inglesa “The Montevideo Waterworks Ltda”, la cual ofrece el servicio hasta 1950 en que pasa a manos del Estado Uruguayo.
La elección del lugar (denominado “Paso de las Piedras Coloradas”, sobre el Río Santa Lucía, a 56 km de Montevideo) se debió a:
“La reconocida superioridad de estas aguas que… [son] inmejorables …, porque se hallan exentas casi totalmente de materias orgánicas en solución y por pasar en su curso por extracto calizo que en todas partes del mundo se considera excelente para la salud, las hace preferibles a las aguas llovedizas”. (The Montevideo Waterworks Co. Ltda, recopilación 1902, 1903)
La calidad del agua bruta cobraba importancia crucial ya que el agua destinada a consumo era bombeada en condiciones naturales, sin tratamiento. Es en la década de 1890 cuando se comienza con el filtrado, y años más tarde con el agregado de cloro para desinfección en la década de 1920.
Otra de las razones consideradas para la elección del sitio fue la navegabilidad del río, teniendo en cuenta que las piezas y cañerías llegaron por esta vía.
La Usina de Vapor se construyó con el fin de bombear agua del Río Santa Lucía a un depósito que servía de decantador y reserva, ubicado en Cuchilla Pereira, punto más alto en las proximidades de Montevideo. De allí el agua llegaba, por gravedad a Ciudad Vieja y parte de la Ciudad Nueva.
El anteproyecto de la obra, relevamiento del terreno y organización de las obras en sitio lo realiza el Ing. Frederick Newman. Pero el proyecto definitivo es realizado en Londres por el Ingeniero Consultor Edward Woods, quien luego presidirá el directorio del consorcio inglés que compra en 1879 los derechos de la empresa. Se contrata mano de obra especializada que llega desde Inglaterra con este fin (ellos instalaron las calderas Babcock y Wilcox). Se contratan también italianos, alemanes y húngaros. Se realizan trabajos de laguna en un recodo del río de modo que la misma se alimentara sólo por el agua infiltrada por la arena del fondo donde se instaló la primera toma.
Paralelamente se construyeron las oficinas del personal a cargo y las primeras casas de obreros en las inmediaciones de la planta.
Las piezas y cañerías necesarias para su montaje, se transportaron en barcos de vela y vapor desde Inglaterra hasta el puerto de Montevideo y desde allí, en embarcaciones menores hasta un muelle sobre el Río Santa Lucía cercano al sitio. Paralelamente se instalaron vías para vagonetas que acercaban la maquinaria y posteriormente los combustibles para las calderas.
La fundación del edificio está excavada en la roca, a tales efectos se dinamitó la cantera generándose un sótano en el que se colocaron bombas sumergibles.
La sala de máquinas al momento de su construcción tenía las siguientes dimensiones: 27 mts de largo y 9,83 mts. de ancho, posteriormente se amplía su volumen. Presenta una altura, desde el nivel del terraplén a las vigas del techo, de 16,5 mts. El piso de la sala de máquinas está a 2,41 mts. por encima del terraplén. El piso de las bombas está a 3,13 mts. por debajo del terraplén.
La Sala de Calderas, ubicada adyacente al volumen anterior contaba con puente grúa que podía levantar hasta 20 tons y rieles (sistema Decauville) por donde circulaban las vagonetas que traían el carbón desde el pequeño puerto (The Montevideo Waterworks Co. Ltda., recopilación 1902 y 1903).
Está construida de sólida mampostería, con pilastras y cornisas revestidas de piedra. Tiene 34 mts. de largo, 18,80 de ancho y 9,75 de altura. El piso de esta sala está prácticamente al mismo nivel que el terraplén que bordea la sala de máquinas.
La chimenea de evacuación de humos de 31m de altura amojona el lugar.
Los talleres, son de 1889 y 1891, se implantan orientados hacia el río y se integran al conjunto por su morfología y materiales.
Un aspecto a destacar es que el edificio de la Usina a pesar de ser construido distante unos 130 metros del Río y a 8 metros sobre el nivel de este, se vio afectado por numerosas crecientes. “Para apreciar el volumen del flujo de agua, debería ser mencionado que cuando el río ha alcanzado una altura de 6 a 7 mt. (20 a 23 pies) deja su cauce y se extiende sobre una ancha faja de terreno llano. Los aportes que se producen después de fuertes lluvias, muchas veces producen una creciente del río, que llega a 24 pies (7,30 mt.) en 12 horas.” (The Montevideo Waterworks Co. Ltda., recopilación 1902,1903).
Para evitar la suspensión del abastecimiento de agua a la ciudad de Montevideo cuando las crecidas alcanzaban la Usina, en 1921 se integra una nueva sala elevada, para bombas y calderas.
La Usina de Vapor prestó servicio hasta 1964 bombeando el agua del río hacia la Planta de Potabilización. Tanto la sala de máquinas a vapor, como la sala de calderas, dejaron paso en su función original a la Nueva Usina.
Análisis formal
Con la revolución industrial surgieron gran número de nuevos temas edilicios y programas que no estaban asociados a una imagen ni a un lenguaje determinado. Por esa razón comienzan a usarse arbitrariamente formas arquitectónicas derivadas de estilos y tipos del pasado, pretendiendo dotar de significación a la función que cobijaban. La nueva y pujante sociedad capitalista tenía como espacio representativo no ya a la iglesia y el palacio sino el salón de exposiciones, la fábrica y el edificio de oficinas. La gran nave glorifica entonces la técnica al servicio del bienestar del hombre.
A nivel tipológico el conjunto presenta una volumetría “protorenacentista” en su lenguaje y en su volumetría, con su gran nave y su chimenea exenta. La piedra rojiza del lugar determina los ritmos y trazados sobre fondo neutro, que nos remonta a los tratamientos murales del primer renacimiento mezclados con otros elementos como arcos lombardos, las grandes dimensiones de los vanos, propia de la era industrial y también los elementos de kits de hierro fundido en los canalones, desagües, escaleras, remates de cumbreras, fuentes, etc.